Las relaciones pueden ser confusas y frustrantes; y a veces parecen más un campo de batalla que un oasis de amor y comprensión. Afortunadamente, hay herramientas y principios que cualquiera puede utilizar para desarrollar relaciones más felices.
Para empezar, es importante recordar esto, obtenemos de nuestras relaciones lo que ponemos en ellas. Son como una cuenta de banco emocional, donde hacemos depósitos en la cuenta de nuestro socio a través de gestos de sinceridad y consideración; y hacemos retiros cuando somos insensibles.
El primer principio de una buena relación es la integridad. La palabra ‘integridad’ proviene de ‘integer’, que significa entero. Así como la integridad de un barco evita que se hunda, nuestra propia integridad es la base que construye y mantiene nuestras relaciones saludables.
Las relaciones pueden ser más que la suma de sus partes. Pero esto es cierto solo en la medida en que los individuos en la relación son completos en sí mismos. Está bien documentado que la confianza emocional y psicológica que tenemos hacia un compañero, debido a nuestros propios sentimientos incompletos, puede conducir fácilmente a relaciones poco saludables o codependientes. Por otro lado, una persona bien equilibrada puede aportar y contribuir a una relación en lugar de llevarla hacia abajo.
Buscar un terreno en común es otra clave para las relaciones saludables. Es decir, las relaciones funcionan bien cuando ambas partes están motivadas por valores similares, y trabajan para mantener esos valores en el centro de su relación. Cuando los valores de las personas coinciden, encuentran más fácil trabajar unidos y superar desafíos.
Por ejemplo, conozco a una pareja que experimentó una calamidad financiera poco después de tener su primer hijo. Durante un poco tiempo, quedaron incluso sin hogar. Pero debido a que tenían valores espirituales en común, lograron superarlo juntos.
Ahora, años después, han estado bien económicamente y en su relación de pareja; y cuando recuerdan sus desafíos más intensos, los ven como los momentos en que se volvieron más cercanos porque se unieron sobre la base de sus valores en común. Cuando las personas no solo tienen valores comunes, sino que también los mantienen en el centro de su relación, les resulta más fácil superar desafíos.
Finalmente, no hay mayores bienes para una relación que la atención y la comunicación. Recuerda esto cuando tu compañero te esté hablando. Intenta escuchar con atención y luego repetir lo que creíste haber escuchado, ANTES de contestar. Hacer esto es simple pero puede marcar una gran diferencia.
Por otra parte, escuchar a medias o mirar tu teléfono mientras hablas con tu pareja es una forma segura de hacerle sentir que realmente no te importa.
Para mantener una relación sana, haz todo lo posible para hacer depósitos emocionales y evitar retiros. Practica la integridad haciéndote responsable de tu propia felicidad; busca un terreno común en tus valores para crear armonía y superar los desafíos cuando estos vengan; y finalmente, asegúrate de ofrecerle a tu pareja atención que no sea dividida.
Simplemente siguiendo estos principios básicos, descubrirás que tus relaciones no sólo sobrevivirán, sino que también prosperarán.
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