Mi historia
Cuando era niño, yo estaba profundamente interesado en el misterio de la vida Tratando de entenderlo, en ocasiones les preguntaba a mis padres acerca de los motivos de la muerte. Ellos pensaban que, ya que yo era muy joven, no habia razon para que me preocupara por ello. Pero lo hacía.
Recuerdo que miré el cielo nocturno y le pregunté a mi hermano mayor: «¿Qué hay del otro lado?» Él no me pudo decir, pero yo quería saberlo más que nada. Para cuando estaba en la escuela secundaria, aunque asistía a clases, con frecuencia cuestionaba el valor de mis estudios si no me llevaban a responder mis dos preguntas más ardientes:
«¿Cuál es el propósito de la vida?» Y, «¿Por qué debo morir?»
Entonces, durante mi penúltimo año en el colegio, renuncié al mundo material. Dejé mi equipo deportivo, caminaba a la escuela descalzo; regalé todas mis posesiones, excepto una pequeña estatua de Buda, algunos libros espirituales, la ropa más básica y una manta para dormir en el suelo.
Me distancié de mis amigos y trataba con moderación a mi familia en casa. Comprensiblemente, mis padres se alarmaron por el cambio abrupto y tuvieron que llevarme a una evaluación psiquiátrica. Por fuera, parecía estar confundido, pero por dentro sentía una presencia: la cual realmente me entendía y me estaba empujando a lo largo de este camino espiritual. Era un alivio increíble
Decidí encontrar el sentido de la vida, a toda costa. Aunque yo me creía un yogui viviendo en el Himalaya, todavía era un joven adolescente viviendo en casa con mis padres. Estaba determinado pero no sabía exactamente qué hacer después.
Entonces, un día, mientras estaba sentado en mi habitación, ayunando, meditando en la llama de una vela y cantando un mantra que había extraído de un libro, mi amigo de la escuela secundaria, Richie Corsa, toco la puerta. No respondí, pero él habló por la puerta para poder escucharlo.
«Un monje me vendió esta revista cuando estaba en el centro. Es algo espiritual. No estoy interesado, ¡pero sé que tu lo estas!»
Dejó la revista afuera de mi puerta. Después de un rato, fui a ver qué tipo de revista me dejó. Estaba apoyada contra la pared al lado de mi puerta. La brillante ilustración de portada del Avatar Caitanya, con los brazos levantados en el aire, bailando a través de un paisaje tropical, inmediatamente me llamó la atención.
El encabezado decía: «De vuelta a Dios. Dios es Luz. La Ignorancia es Oscuridad. Dónde está Dios no hay Ignorancia.» Richie estaba en lo correcto. Yo estaba interesado en esto. La llevé a mi habitación para mirarla más de cerca.
Al abrir la revista, mis ojos se encontraron con la pintura de un gurú de tez dorada.
Tenía la cabeza bien afeitada y se sentaba con las piernas cruzadas en un asiento adornado. Llevaba puestas túnicas color azafrán y una guirnalda de flores alrededor del cuello. Su mirada sabia pero compasiva capturó mi corazón.
Debajo de la pintura, la leyenda decía: «Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda». De repente, un singular pensamiento entró en mi mente: Este es mi maestro. Nunca antes había sido poseido por una convicción tan absoluta. Miré el retrato durante varios minutos, y se me ocurrió que era completamente místico, el hecho que esta revista hubiera aparecido en mi puerta.
Di vuelta a las páginas con gran atención. Eso fue en el verano de 1973. Después de un profundo estudio de las escrituras de mi gurú y con el apoyo de mis padres, me convertí en un monje a los dieciséis años de edad. Durante los siguientes 13 años, mi práctica espiritual creció más y más. Volviéndose más profunda y enriquecida.
En 1986, mis amigos me presentaron a Nirakula Dasi, una discípula de mi guru, Srila Prabhupada. Ella tenía un corazón puro y una sonrisa radiante y hermosa. Sentimos una conección inmediata y teníamos objetivos similares. Así que pronto nos casamos y comenzamos a construir una vida juntos. Vivir fuera del monasterio era un poco incómodo al principio, pero finalmente aprendimos cómo integrar los principios espirituales en una moderna y acelerada vida con sus capas de responsabilidades apremiantes.
Hoy en día, mi trabajo gira en torno a compartir con otros las gemas preciosas que he recibido. No es práctico para todos renunciar al mundo y vivir en un monasterio, pero las herramientas espirituales más potentes están disponibles para que todos las usen en la vida diaria normal. Aprecio el tiempo que has tomado para escuchar mi historia.
Ahora, a mi me encantaría escuchar la tuya. Por favor dejame una nota. Mi contacto está justo abajo.
SIRVIENDO A TODAS LAS
ÁREAS DE LA VIDA
¿Tienes una pregunta candente? ¿Quieres encontrarte con espíritus afines y comenzar un viaje de transformación, o quizás quieres tomar un retiro de la rutina diaria y volver a conectar con el espíritu?
Pregunta a Vaish.
Vaish, un monje contemporáneo con más de cuatro y media décadas de práctica yóguica, responderá a sus preguntas basadas en la sabiduría intemporal del bhakti-yoga, así como en el espacio de sus propias experiencias personales y percepciones como practicante experimentado.
Mi historia
Cuando era niño, yo estaba profundamente interesado en el misterio de la vida Tratando de entenderlo, en ocasiones les preguntaba a mis padres acerca de los motivos de la muerte. Ellos pensaban que, ya que yo era muy joven, no habia razon para que me preocupara por ello. Pero lo hacía.
Recuerdo que miré el cielo nocturno y le pregunté a mi hermano mayor: «¿Qué hay del otro lado?» Él no me pudo decir, pero yo quería saberlo más que nada. Para cuando estaba en la escuela secundaria, aunque asistía a clases, con frecuencia cuestionaba el valor de mis estudios si no me llevaban a responder mis dos preguntas más ardientes:
«¿Cuál es el propósito de la vida?» Y, «¿Por qué debo morir?»
Entonces, durante mi penúltimo año en el colegio, renuncié al mundo material. Dejé mi equipo deportivo, caminaba a la escuela descalzo; regalé todas mis posesiones, excepto una pequeña estatua de Buda, algunos libros espirituales, la ropa más básica y una manta para dormir en el suelo.
Me distancié de mis amigos y trataba con moderación a mi familia en casa. Comprensiblemente, mis padres se alarmaron por el cambio abrupto y tuvieron que llevarme a una evaluación psiquiátrica. Por fuera, parecía estar confundido, pero por dentro sentía una presencia: la cual realmente me entendía y me estaba empujando a lo largo de este camino espiritual. Era un alivio increíble
Decidí encontrar el sentido de la vida, a toda costa. Aunque yo me creía un yogui viviendo en el Himalaya, todavía era un joven adolescente viviendo en casa con mis padres. Estaba determinado pero no sabía exactamente qué hacer después.
Entonces, un día, mientras estaba sentado en mi habitación, ayunando, meditando en la llama de una vela y cantando un mantra que había extraído de un libro, mi amigo de la escuela secundaria, Richie Corsa, toco la puerta. No respondí, pero él habló por la puerta para poder escucharlo.
«Un monje me vendió esta revista cuando estaba en el centro. Es algo espiritual. No estoy interesado, ¡pero sé que tu lo estas!»
Dejó la revista afuera de mi puerta. Después de un rato, fui a ver qué tipo de revista me dejó. Estaba apoyada contra la pared al lado de mi puerta. La brillante ilustración de portada del Avatar Caitanya, con los brazos levantados en el aire, bailando a través de un paisaje tropical, inmediatamente me llamó la atención.
El encabezado decía: «De vuelta a Dios. Dios es Luz. La Ignorancia es Oscuridad. Dónde está Dios no hay Ignorancia.» Richie estaba en lo correcto. Yo estaba interesado en esto. La llevé a mi habitación para mirarla más de cerca.
Al abrir la revista, mis ojos se encontraron con la pintura de un gurú de tez dorada.
Tenía la cabeza bien afeitada y se sentaba con las piernas cruzadas en un asiento adornado. Llevaba puestas túnicas color azafrán y una guirnalda de flores alrededor del cuello. Su mirada sabia pero compasiva capturó mi corazón.
Debajo de la pintura, la leyenda decía: «Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupāda». De repente, un singular pensamiento entró en mi mente: Este es mi maestro. Nunca antes había sido poseido por una convicción tan absoluta. Miré el retrato durante varios minutos, y se me ocurrió que era completamente místico, el hecho que esta revista hubiera aparecido en mi puerta.
Di vuelta a las páginas con gran atención. Eso fue en el verano de 1973. Después de un profundo estudio de las escrituras de mi gurú y con el apoyo de mis padres, me convertí en un monje a los dieciséis años de edad. Durante los siguientes 13 años, mi práctica espiritual creció más y más. Volviéndose más profunda y enriquecida.
En 1986, mis amigos me presentaron a Nirakula Dasi, una discípula de mi guru, Srila Prabhupada. Ella tenía un corazón puro y una sonrisa radiante y hermosa. Sentimos una conección inmediata y teníamos objetivos similares. Así que pronto nos casamos y comenzamos a construir una vida juntos. Vivir fuera del monasterio era un poco incómodo al principio, pero finalmente aprendimos cómo integrar los principios espirituales en una moderna y acelerada vida con sus capas de responsabilidades apremiantes.
Hoy en día, mi trabajo gira en torno a compartir con otros las gemas preciosas que he recibido. No es práctico para todos renunciar al mundo y vivir en un monasterio, pero las herramientas espirituales más potentes están disponibles para que todos las usen en la vida diaria normal. Aprecio el tiempo que has tomado para escuchar mi historia.
Ahora, a mi me encantaría escuchar la tuya. Por favor dejame una nota. Mi contacto está justo abajo.
SIRVIENDO A TODAS LAS
ÁREAS DE LA VIDA
¿Tienes una pregunta candente? ¿Quieres encontrarte con espíritus afines y comenzar un viaje de transformación, o quizás quieres tomar un retiro de la rutina diaria y volver a conectar con el espíritu?
Pregunta a Vaish.
Vaish, un monje contemporáneo con más de cuatro y media décadas de práctica yóguica, responderá a sus preguntas basadas en la sabiduría intemporal del bhakti-yoga, así como en el espacio de sus propias experiencias personales y percepciones como practicante experimentado.